El otro día me crucé con un conocido-desconocido (léase: persona que conocí hace mucho y de la cual no sé absolutamente nada).
Resumirle los últimos 10 años de tu vida a alguien en pocos minutos y en el medio de la calle cuando sólo querías devolverle un amable saludo, es una misión imposible.
Arranca entonces el…
– ¿Cómo estás?
-Bien… ¿y vos?
-También…
Y vuelta a empezar.
En estos casos intento evitar palabras que permitan alargar esta temible secuencia. Pero debo reconocer que me agarró desprevenida y dije la palabra problemática: financiera.
Entonces identifiqué en los ojos de mi conocido-desconocido una expresión especial.
Y allí comenzó la danza.
En 20 minutos de nuestro encuentro callejero, él sacó 20 conclusiones financieras que lo llevarían a tomar sus decisiones.. como respuesta a un ciclo poco coordinado y pausado de onomatopeyas y frases vacías mías:
-Mmmm
-¿Vos decís?
-Mmmm
-Puede ser…
-Mmmm
-En realidad no sé si comparto…
Pensé para mis adentros: ¿esto será el paso uno a un fraude? ¿Se han preguntado por qué las estafas piramidales se basan en el capital social que tienen sus víctimas?
En un ratito tuve un mapeo perfecto de todos sus bienes y últimas decisiones de inversión.
Lo más gracioso fue que sin emitir ninguna idea concreta nos despedimos, mi conocido-desconocido ciertamente reconfortado y yo en un mar de dudas de lo que había pasado y no me había dado cuenta.
Y allí me pregunté: ¿los argentinos sabemos o creemos que sabemos sobre finanzas?
¿Somos licenciados en todologia solo porque a pesar de este país, no estamos todos fundidos?
¿O estamos todos fundidos y todavía no lo sabemos?
¿Sabían que los medios informativos extranjeros no pueden creer el nivel de información política y financiera que manejan los medios locales?
¿Prefiero que me den respuestas o me permito hacer preguntas para ampliar mi aprendizaje?
Crear conciencia nos hace más inteligentes a la hora de tomar decisiones.
¿Qué tenemos los argentinos con esto de preguntar a quién “aparentemente” entiende un poco más que uno?
Al final… para tomar decisiones financieras pregunto, resuelvo y hago, pero para comprar un par de zapatillas investigo a fondo cuatro días.
¿Ese es el valor que le damos al fruto de nuestro trabajo?
Qué pasaría si en cada bar, gimnasio, restorán, juntada con amigos…, al ingreso ponemos un cartel que diga:
“POR CONSULTAS LLAME AL…..”
ESTE ES UN ESPACIO LIBRE DE CONSULTAS
Y dejemos a los amigos tranquilos. Tengamos conversaciones más amenas sabiendo que hay un momento para todo.
Por más juntadas en paz donde nadie te pregunte:
-¿Vos sos odontólogo? ¿No me miras la última corona que la tengo floja? -todo esto en la cocina entre una porción de pizza y un trago de cerveza.
Lo que quiero decir es que probablemente los amigos estén para ayudar, dar un consejo o una formación entera, pero debemos respetar el momento y lugar para que no sea un “te tiro tips y ves como zafás”.
En materia financiera -como en todas las demás- tenemos que hacer conciencia y entender de manera cabal lo que estamos por emprender porque en definitiva se trata del fruto de nuestro trabajo.
Contame si algo de esto te resuena, te leo!
0 comentarios